sábado, 2 de septiembre de 2017


Lo conocí dos años atrás después de haber leído un par de notas. Ese año había sacado un libro  -creo que todos los años saca un libro, tal vez más de uno- y lo entrevistaron distintos medios. Por entonces Mark solía traerme los suplementos culturales que la mujer de al lado  -decía así- tiraba a la calle. Pilas que se iban acumulando en las sillas del comedor diario y me retenían desde alguno de los títulos de portada cada vez que me disponía a tirarlas. Así fue como di con DG: pasando el plumero por el suplemento que había tenido la fortuna de quedar arriba. Evidentemente no estaba apurada ese día porque pude detener la plumereada y sentarme a leer. Una frase me impactó: "el amor es el punto ciego de la duda". Más lógico hubiese sido ponerlo al revés: la duda como punto ciego del amor. Pero si hay algo que caracteriza al amor es su falta de lógica y esa definición de DG daba en el clavo de algo que me concernía. Yo siempre había dudado de lo que sentía por Mark. ¿Era genuino? ¿Debíamos continuar? ¿Debía dejarlo? ¿Crecíamos en algún sentido? Lo pongo así, en cursiva, porque no sé de dónde había sacado o quién me inculcó esta idea: la de que el amor, si es tal, provee crecimiento. Ahora esa idea me parecía el prospecto de un fertilizante: ponga este producto en sus malvones y al cabo de dos semanas estos crecerán. ¿No era al fin y al cabo un concepto económico, productivista? El otro que me es valioso porque me hace crecer. En este sentido un embarazo era el éxito más rotundo de una pareja, el elemento más contundente para respaldar una cierta devoción por la feracidad.
     "El amor es el punto ciego de la duda". Me quedé releyendo el párrafo, suspendida, como si esperara que de esas palabras salieran otras o la frase, incluso la frase creciera y me tirara alguna otra verdad acerca de mi vida. Porque lo cierto era que Mark se había enamorado de la mujer de al lado, la que tiraba los diarios. Y yo, que durante tres años había guardado hacia él sobre todo una duda, ahora descubría un amor.  

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