
viernes, 26 de enero de 2018
Sexo y botox
El ojito de la foto que posteé ayer es mío. Mi ojo derecho antes del bótox. La esteticista que me lo inyectó, mi ex cuñada, me aclaró que el bótox no levanta los párpados. Fui el invierno pasado a su consultorio de Nordelta. Lorenzo se quedó dando de comer a los patos. Había un bar y un estanque a la entrada de los edificios. Lorenzo es mi novio. Cuando salí, lo vi sentado a una mesa con una gaviota. Me miró con atención. Le dije que había que esperar, no hacía efecto enseguida. Y que no íbamos a poder tener sexo porque mi ex cuñada me había recomendado no poner la cabeza para abajo. Yo le diría cuñada, directamente, sin el ex, pero ella me presentó a su socia y a otras personas como "mi ex-cuñada" y ahora no la quiero ofender aumentando el grado de parentesco. De todos modos se comportó conmigo como si no fuéramos ex y me hizo un descuento importante. A las dos semanas tenía que volver por si había que retocar. Antes de que pasaran esas dos semanas le dije a Lorenzo que lo nuestro no podía continuar. No encontré ninguna línea de colectivos que me llevara hasta esa parte de Benavídez, así que para la segunda y última sesión, lo que me había ahorrado con el descuento lo gasté en remís.

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